664 págs. – 2004
La Carta Apostólica
Ad tuendam fidem (18-5-98) introduce unos añadidos en el Código de
Derecho Canónico para regular la obligación de los fieles de abrazar las
doctrinas propuestas por el magisterio de modo definitivo. Pero, ¿cuál es la
verdadera naturaleza de esas definitive tenedae? ¿Son de fe o no? Si no
son de fe, ¿cómo puede el magisterio proponerlas de modo definitivo? Si son de
fe, ¿qué sentido tiene hacer una abstracción de esta pertenencia a la fe en el
momento de proponer dichas dosctrinas como «definitivas»? ¿En qué se diferencia
la proposición de estas doctrinas de una definición infalible? ¿De dónde le
viene al magisterio la legitimidad para pronunciarse apodícticamente sobre estas
materias? ¿Supone esta reforma codicial una extralimitación de lo que deberían
ser sus justas competencias? Y, en caso contrario, ¿qué base tiene esta reforma
en la tradición teológica? ¿Qué dicen de este tema los teólogos del pasado? ¿Qué
dice, en concreto, Santo Tomás de Aquino?
Este libro ha sido escrito para quien quiera llegar al
fondo de estas cuestiones y no se arredre ante la dificultad del problema
teológico recién enunciado.