El De itinere deserti de San Ildefonso de Toledo

San Ildefonso
de Toledo y su De itinere deserti. Una de las figuras más relevantes de
la Iglesia visigoda de nuestro siglo VII y una obra, aparentemente secundaria,
preterida y poco estudiada.

¿Por qué este
opúsculo ha permanecido en el olvido o ha interesado a pocos estudiosos? Quizás
porque
la simple lectura del libro puede dar la sensación de una obra en ciernes, algo
así como un borrador, o unas notas amplias para ser desarrolladas
posteriormente. La brevedad de los capítulos, algún anacoluto y, sobre todo, el
conectar capítulos de contenido teológico con otros puramente simbólicos y ricos
de analogías hacen de él un libro singular, único en su género. A simple vista,
no parece un tratado homogéneo. Pero si se profundiza, se encuentra un esquema y
un plan bien determinado, aunque no consumado.

Estas páginas
pretenden hacer justicia y rendir homenaje a San Ildefonso, además de aportar
nuevos hallazgos a la patrística Hispana. Al inicio, se ofrece un cuadro
completo de la patria y de la Iglesia en las que vivió y actuó el ?monje-obispo?
de Toledo (capítulo I). Una doble óptica repasa con rigor su figura histórica y
su producción literaria (capítulo II). Fiel al original latino, surge esta nueva
versión castellana que dispone al lector moderno a entender mejor el sentido
teológico de la obra (capítulo III). La transmisión manuscrita y las ediciones
siguientes, la finalidad del santo al escribir este tratado y sus destinatarios,
así como la estructura y división de la obra (capítulo IV), sirven de marco para
ahondar en el contenido doctrinal del tratado. No sólo se enumeran y analizan
los símbolos y alegorías de inspiración bíblica o patrística. La dependencia
textual o ideológica de S. Jerónimo, S. Agustín, S. Gregorio Magno y San Isidoro
de Sevilla es palmaria. El clímax lo constituye la síntesis teológica y la
doctrina ascética y mística, evidentes en esta obra de S. Ildefonso (capítulo
V).

219 págs. –
2005